sábado, 21 de enero de 2012


    LA VISITA

Por la planicie de mi alma
un viento expande escalofríos.
Barrunto una noche
propicia para el desaliento.
En un instante
se me va la entereza
y su lugar lo ocupa el miedo.
Huyo presuroso por las sombras
con los ojos turbios
y la mirada hostil.
Doy de bruces
contra un aliento impuro
y beso la garganta de quien procede:
huele a sarmiento y naranja podrida.
Sin abrir los ojos sé quien es:
la desolación.
Me inunda su presencia
y huyo por un páramo
igual que una serpiente despavorida.
Un mar de arena me engulle
y su calor de muerte
aleja de mi la angustia
y rechaza al viento escalofriante.
Por la planicie de mi alma
avanza ahora una paz dulcificada
por humo de inciensos
y lirios desfruncidos.
Oigo un réquiem... y llantos...
rumores... agua...
Un suspiro abre el cortejo
de mi libertad inanimada.







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